memorias de una scout....
jueves, 7 de marzo de 2013
Yo prometo por mi honor
miércoles, 15 de febrero de 2012
Ser Scout es indescriptible
A lo largo de mi vida me he topado en más ocasiones de las que puedo recordar con personas que solo saben lo que han visto en películas y series de televisión, ósea nada, la mayoría de estas personas, obviamente, se han burlado, algunas mas, han preguntado por curiosidad, que se hace ahí, o porque nos vestimos con shorts y calcetas altas. Yo siempre me pregunto por donde empezar. Generalmente lo hago con el símbolo, la flor de lis, y su significado “Mira estos 3 pétalos son los principios scouts: Dios, patria y hogar, y esto es… etc” a veces lo complemento contándoles que no te piden una religión en particular y que por eso hay scouts en casi todos los países del mundo. A veces tengo que aclararles que no, no vendemos galletitas, aunque en mi grupo nos fomentaban las actividades económicas para financiarnos nuestros campamentos, jamás vendí galletas, lo que si vendí fueron bolis y hasta chicles.
Pero como explicarles todo lo que hay más allá de simplemente salir de campamento y excursión, como la magia de la fogata al cantar las canciones clásicas, las graciosas, las sentimentales, decir la oración de la fogata, tomarnos con las manos cruzadas y darla la media vuelta al mismo tiempo. Peor aún, como explicarles esa sensación de hacer tu promesa por primera vez, o de pasar de una sección a otra, de estar en una ceremonia de patrulla y que entregue tus cintas, o en una de la sección cuando te dan esa insignia que para los demás mortales no es más que un pedacito de tela, y para ti eso por lo que has luchado tanto, esa distinción de que lo lograste. En mi caso, la entrega de mi sirius va ligada a una semana en el hospital, pero esa es otra historia, que para nada menguo la felicidad extasiante de recibirla.
Varias veces me paso que intentando explicar una pista de comandos solo lograba en los rostros de mis interlocutores ver caras de asco al describirles el pecho tierra, y más cuando les confesaba que cansado y asoleado, con varios días encima de no bañarte realmente, el lodo resulta extrañamente refrescante y relajante. Pero es que eso de saber que terminaste toda la pista, aunque a tus ampollas les hayan salido ampollas, te llena de un orgullo indescriptible.
A mi desde siempre, se me ha quedado escribir en mis libros y libretas en clave morse cuando es algo que no quiero que nadie se entere, y entonces recuerdo el código tierra-aire, las pistas naturales, la clave semáforo (que nunca fue mi fuerte), y me sonrío a mi misma en agradecimiento a todo lo que he aprendido, y que la verdad, no es poco. Los conocimientos adquiridos de meteorología, astronomía, herbología, cartografía y demás, me han servido en más de una ocasión y se que lo seguirán haciendo.
Una vez alguien me pidió guardar un secreto, nada raro, pero se rehusaba a contármelo, arrepentido de decirme que me estaba ocultando algo, cuando le dije que le daba mi palabra scout e hice el saludo con mis dedos, el, que también había sido scout, supo que nunca revelería lo que estaba por contarme. Ese concepto de honor, de ser fiel a la palabra dada y a la verdad, yo siento, con tristeza, que prácticamente se ha perdido en los tiempos modernos.
A veces me preguntan que si sigo siendo scout, a lo que yo siempre respondo “Un scout nunca deja de serlo en su corazón”, y es cierto, la promesa la haces para toda la vida. Yo en momentos difíciles o tristes me recuerdo que “Un scout ríe y canta en sus dificultades” y cuando hace poco salí de viaje y deleitaba mis pupilas con un paisaje lleno de verde y de flores, lo primero que vino a mi mente fue “Un scout cuida a los animales y a las plantas, y ve en la naturaleza la obra de Dios”, cuando me he sentido harta de la hipocresía y de la gente que obra mal en contra de otros, me recuerdo que “Un scout es amigo de todos y hermano de todo scout, sin distinción…”, y así podría recordar momentos en los que los 10 artículos de la ley scout han estado hay para mí.
Ahora que ya soy un adulto, he recordado mucho, por ejemplo, la oración del clan, porque en ella se pide particularmente, por las características que debe tener un buen corazón: noble que ningún afecto indigno arrebaje, recto que ninguna maldad desvíe, fuerte que ninguna pasión esclavice, y generoso para servir al prójimo.
Son tantas las enseñanzas que deja, los recuerdos de todo aquello que vives y experimentas, los momentos irrepetibles, las personas que marcan tu vida de una o varias maneras o que conoces y llegan para quedarse, la influencia en tu vida, tus gustos o tu carácter. Es de esas cosas que solo viviéndolas se pueden entender, que son imposibles de explicar.
jueves, 6 de octubre de 2011
ARGOS
Argos era mi patrulla y “Desafiando caminos nuevos” era nuestro grito, el cual se entonaba dándole la guía de patrulla un tono agudo al gritar nuestro nombre, mientras que el unísono y heterogéneo mar de voces femeninas que conformaban las demás integrantes gritaba el complemento.
Yo puedo decir con orgullo que me toco estar en ambos lados a lo largo de los 4 años que estuve en la tropa de Expedicionarias Ashanti del grupo 1 Olmeca, y ahora que lo pienso detenidamente, nuestro grito ha estado presente en mi vida desde esa tarde de Septiembre, hace más de 10 años, cuando llegue al Parque y dos niñas me invitaron a reabrir la mítica y renombrada “Argos” y devolverle su gloria de antaño.
Y digo que ha estado presente en mi vida, porque a lo largo de esta década he andado en diversas ocasiones por caminos nuevos con la valentía que te da el simple hecho de aceptar un desafío, y a veces he recordado mi grito de patrulla, mi tropa, los campamentos, y todos los otros momentos que llenan mi corazón de nostalgia y calidez.
Es algo tan especial estar en una patrulla, ese sentimiento de pertenencia, de hermandad, es único, tener un grito y escucharlo en frente de toda una formación en una ceremonia de premiación para reconocer que su acampado fue el mejor o que nadie los supero en la pista de comandos, recordar el lema y seguirlo, y claro, nada como el orgullo de portar tus cintas de patrulla cuando tu nombre queda grabado para siempre en las memorias de la patrulla, sabiendo que aun cuando ya te hayas ido, las siguientes generaciones sabrán que exististe y el honor que le diste a tu patrulla… No, ¡Nada como el conjunto de todos esos recuerdos!
ARGOS…. ¡¡¡Desafiando caminos nuevos!!!
lunes, 26 de septiembre de 2011
¿Recuerdas?
Extraño mucho mi vida scout, sueño con algún día tener la disponibilidad de tiempo de retomarla activamente. Y ayer, en el aniversario de las Guías Scouts de México, mi hermana me leyó una felicitación enviada desde Argentina que decía “Un fuerte apretón de mano izquierda y unas hojas de te”… Los ojos de ambas se nos pusieron llorosos y en una mirada mutua nos dimos cuente que nos había invadido exactamente el mismo sentimiento de nostalgia.
Puedo asegurar que ningún no scout podría entender el sentimentalismo o el significado siquiera, detrás de esa sencilla felicitación, pero yo, como cualquier scout, si.
Hace tanto que no escucho unas hojas de te, hace tanto que nadie me saluda con la mano izquierda, hace tanto que no me voy de campamento, o paso una pista de comando, hace tanto que no escucho una voz ronca gritar “Scouts siempre” mientras me uno al mar de voces que al unísono contestan “Listos”, hace tanto que no pongo mi mano derecha en el pecho y bajo la cabeza para dar una oración junto a mis hermanos scouts, hace tanto que no transmito clave morse, y con tristeza me doy cuenta que ya se me olvido la clave semáforo, que nunca fue mi fuerte, hace tanto de tantas cosas … ¿Recuerdas?
viernes, 18 de febrero de 2011
El parque La Pólvora
Anoche soñé que cumplía algo que he anhelado fervientemente desde hace un par de meses y que espero poder cumplir este próximo sábado. Soñé que volvía a los scouts.
Llegaba a ese parque que tanto amo, que me vio crecer. Ese parque al que mi madre según cuenta me llevaba a caminar cuando di mis primeros pasos, y que me volvió a ver hasta que empecé la adolescencia y el destino me trajo de regreso a estas tierras húmedas y calurosas. El mismo parque en el que sentados en una banca cerca de una de sus lagunas, mi padre me dijo que si me autorizaba tener novio siempre y cuando él pudiera conocerlo, ese primer novio, por cierto, también era scout. El parque tan fresco y lleno de árboles, y fue precisamente bajo uno de sus árboles, el que secretamente era el árbol de mi patrulla que me dieron mis cintas y mi nombre "Canit". Y también a orilla de otra de sus lagunas hice mi promesa, acompañada de mis padres, pues fue mi padre quien puso la pañoleta alrededor de mi cuello con un nudo de madera que él me había estado labrando en secreto, y que anudaba no cualquier pañoleta sino "su pañoleta" con la que él había hecho su promesa hacía unos 25 años siendo un adolescente como le era yo en ese momento. Ese mismo parque me vio romperme y dislocarme un brazo y mantener la entereza de no llorar.
Podría seguir contando indefinidamente tantos momentos que en el viví, pistas comando, trasmisión de claves semáforo y Morse, etc. Pero lo que hoy quería contarles, fue que en mi sueño, volví a ese parque, me volví a sentir cálida y bienvenida envuelta en su familiaridad, Abracé a dos de las hermanas Malpica, una de las cuales fue mi scouter y que sueña con que yo sea la scouter de sus hijos. Y corrí hacia la comunidad de caminantes o tropa de expedicionarios como nos llamábamos en mi época y hablaba con su scouter pidiendo integrarme como subjefa de tropa, digo, comunidad. Estaban a punto de irse de campamento, y yo en mi sueño al menos, fui inmensamente feliz.
martes, 11 de enero de 2011
La fogata
"Que las llamas se levanten hasta el cielo y con ellas el corazón de los mortales; y que el crepitar de sus candentes brasas llene al mundo de amor, luz y alegría”
Últimamente me ha invadido una
constante nostalgia de la vida scout, y cuando esa sensación me llega de repente, una de las primeras imágenes que viene a mi mente, son las fogatas de consejo con las que se acostumbra finalizar los campamentos. Casi me puedo sentir a allí, y llenarme con la calidez que me trasmiten.
Recuerdo innumerables fogatas en calurosas selvas húmedas y en fríos bosques de coníferas, fogatas sentados cómodamente contando historias en algo íntimo, como un campamento de clan, riendo, bromeando, tal vez con un poco de vino tinto; y fogatas parados entonando "No es más que un hasta luego... No es más que un breve adiós" y tomados de las manos con los brazos cruzados dando la media vuelta para el cierre moviéndonos a la par como si fuéramos uno, en aquellos memorables campamentos de grupo, o incluso en algunos esporádicos nacionales.
Una fogata para mí también siempre estará asociada a la música, a todas esas clásicas canciones scouts que jamás pasarán de moda, desde las cargadas de mucho sentimentalismo como "Viejo uniforme cuanto tiempo ha pasado, cuantos recuerdos haces tú revivir" o "Domingo a domingo scout de corazón” hasta las graciosas e incluso chuscas como "Un clanero y una clanera, guapa, se cayeron a un río, guapa, y no sé cómo le hicieron, guapa,
pero no pasaron frio" o las que van con baile y todo como "Oh alele oh alele alele kita tonga amatsa amatsa amatsa", y claro "Clementina", una de mis favoritas debo confesar.
La verdad, es que lo extraño, no solo las fogatas y las canciones, extraño los campamentos, las excursiones, hacer herbarios, trazas rutas, leer mapas, pasar pistas de comando y el sentir mi uniforme puesto, luciéndolo orgullosamente y gritándole al mundo que soy scout de México y de Lord B.P.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Punta de Flecha
lunes, 13 de septiembre de 2010
Ixtapangajoya
A veces nada sale como lo planeas, a veces, resulta aun mejor…
Habia yo vuelto al clan luego de organizarme en mi vida laboral y universitaria. Dormia como 5 horas diarias pues entraba 6am a trabajar. Aun asi me anime a organizar un campamento sencillo de un fin de semana, solo para mi clan. A toda mi familia se le da eso del amor a la naturaleza, acampar y esas cosas, como que lo traemos en la sangre desde hace varias generaciones.
Asi que se me ocurrio llevar a mi clan a un lugar a un par de horas de aquí llamado Ixtapangajoya. Lo propuse en el programa trimestral y después de que quedo aprobado segui afinando detalles. Luego, por azares del destino, como amigas que hablan de mas (Si Tanya, me refiero a ti), se corrió la voz del campamento, y termino siendo como un campamento de los clanes de la región, llegaron de Comalcalco, Macuspana y de Ciudad del Carmen.
Me sorprendió lo puntuales que fueron la mayoría, tomamos un camión en la central de segunda, portando orgullosamente nuestro uniforme y demás cosas, nos bajamos en la desviación hacia Ixtapangajoya y caminamos, en subida, aproximadamente 7 kilometros.
A medio trayecto, con el sol intenso quemándonos la piel y el peso sobre nuestros hombros, nos quedamos sin agua, pero gracias a que aun queda gente buena en este mundo, pudimos tomar agua que una mujer de avanzada edad nos regalo del pozo de su casa.
Llegamos al lugar, pedimos nuestro espacio, pagamos la cuota asignada e instalamos nuestras tiendas cerca del rio, nada mejor que dormir arrullado por la melodía del agua en constante movimiento…
Nos dirigimos a la cueva a la que había entrado, o mas bien apenas asomado, con mi familia, esta vez llevábamos a los expertos en espeleología de Ciudad del Carmen y todo su equipo de cuerdas y demás, organizada y cuidadosamente, nos sumergimos a las entrañas de la tierra… humedas, oscuras, misteriosas. Fue… simplemente maravilloso, los que pudimos pasar incluso nos metimos a una parte tan pequeña que tenias que pasar pecho tierra y de ladito. Los gorditos o de hombros anchos, como Jaime alias “Chancla” no pudieron pasar. Salimos de regreso a la luz del sol cubiertos de lodo de los pies a la cabeza y absolutamente felices.
Esa noche, tuvimos fogata, jugamos, cantamos, contamos historias, en algún momento mi clan se separo de los demás, y tras raptarme un rato, me entregaron mi promesa de clan, fue emotivo y hermoso. Solo otro scout puede comprender la importancia y emoción de un momento como ese…
Al dia siguiente caminamos la orilla del rio hasta llegar a donde nace de la montaña, hicimos café, y pasamos un muy buen rato. Caminamos de regreso al pueblo mas cercano, y volvimos a la realidad…
viernes, 10 de septiembre de 2010
Phillia 2002
Hoy en una plática de sobremesa a la hora de comida en mi oficina el contador me pregunto si alguna vez había roto un corazón, le respondí que algunas veces, y luego me pregunto si alguna vez había hecho a un hombre llorar, por un momento no se me ocurrió ninguno, entonces, vino a mi mente en un flashback el phillia 2002.
En los scouts hay como equipos, llamados patrullas, bueno, en la sección que en aquel entonces se llamaba expedicionarios, y que ahora se llama caminantes (sin comentarios), es algo que se toma muy a pecho, se ama, se vive, pertenecer a una patrulla es un honor, el ganar algo en su nombre una gloria para la eternidad.
La corte de honor es una patrulla integrada por los guías (lideres) de estas patrullas. En marzo del 2002 yo tenía menos de medio año de haberme mudado a Villahermosa y entrado a los scouts, había estado antes en movimientos de escultismo como las guías scouts, pero esa es otra historia. Yo me había integrado a una patrulla de historia y tradición en el grupo, Argos, y que dos arriesgadas chavas estaban intentando reabrir, así que ahí estábamos las tres, Thalía (la guía) y Paola (la subguia) irían al Phillia, campamento de cortes de honor, mas extremo e interesante que los otros (o eso se contaba), para cuando todo eso se estaba planeando Paola, de 16 años, resulto embarazada y se salió de los scouts (hace unos meses por pura casualidad compartimos un taxi mientras llevaba a su niño a una fiesta), así que yo termine yendo al campamento. Tenía yo 13, aunque ese año cumplí 14, era casi tan alta como soy ahora pero muchísimo más delgada, no sabía lo que era el maquillaje y recuerdo haber experimentado con el delineador de cejas de Marichus y que se rieran de mi, si me conocen, saben que lo que menos necesito son mas cejas…
Recuerdo que fue un viaje de 27 horas en un camión sin clima ni baño, haciendo las paradas fisiológicamente necesarias, aun así, no nos aburrimos, fuimos cantando, en el relajo, contando historias, y conociéndonos, pues también iba la corte de honor del grupo 3, y la de muchachos de nuestro grupo. Nunca había yo visto a una cantidad tan enorme de gente reunida en un mismo lugar como el día de registro al campamento, en esa plaza de Saltillo, hasta donde alcanzaras a ver había scouts, y ese sentimiento indescriptible de hermandad, solo otro scout puede entenderlo. Nos quedamos las 6: Thalía, Roció, Maricruz, Citlali, Andrea (nuestra scouter) y yo con una familia donde varios de sus miembros eran scouts, nos cedieron una habitación con 3 literas, nos llevaron a turistear por la ciudad, nos dieron frijoles charros y discada, todo muy delicioso y un trato muy amable.
Nos dividieron por rutas, dieron un mapa e indicaciones y partimos con un par de advertencias como “Si ven un lince o un oso no corran, alcen los brazos y griten hasta espantarlo”, y no, no nos topamos con ninguno de los dos, aunque sí con sus rastros. El primer día nos perdimos, y terminamos topándonos con un par de patrullas perdidas igual que nosotras, recuerdo a una de ellas porque su banderín asemejaba a una bolsa de sabritas, eran el 4 de Monclova y una de sus integrantes se llamaba Gaby, lo recuerdo porque así se llama mi hermana y yo la adoro a la condenada. Después de caminar sin poder ubicarnos en ese paisaje que para nada recuerda a las húmedas selvas tabasqueñas, terminamos tomando nuestros silbatos y pitando con la esperanza de que nos oyeran, así fue, y al poco rato otro silbatazo nos contesto, estuvimos comunicándonos así, guiándonos por el oído, hasta que regresamos al camino, otros scouts nos ayudaron, con su silbatazo, a encontrar nuestro camino de regreso. Tres días estuvimos caminando con mochilas de 15 kilos a la espalda y una altura y clima al que no estábamos acostumbrados, claro, que con la energía y amor por la vida de mi adolescencia, yo me adelantaba en las caminatas, y para cuando las demás me alcanzaban yo ya estaba haciendo de comer. En fin, después de que llegamos al punto final de la ruta, empezaron las actividades de destreza física, técnica y demás. Por las noches ponían música y luces para crear ambiente y hacían stands donde cada estado mostraba lo más destacado de su cultura. Muchos cayeron ante los poco aparentemente agresivos chiles amashito, pequeños y muy muy picosos que a más de uno les sacaron lagrimas.
El caso es que en una de esas noches disco, en un momento de querer socializar (algo raro en mi) andaba platicando con todos los scouts a mi alrededor con preguntas como ¿De dónde eres? ¿Cómo se llama tu grupo? ¿Qué significan los colores de tu pañoleta? Luego en unas vueltas una chavas me dijeron que un chavo del DF me andaba buscando, al parecer se había flechado en mí, se llama Luis, tenía como 15 años, y era de un grupo de Coyoacan. Platicamos todos los días del resto del campamento, intercambiamos teléfono (aun no se usaban emails ni celulares), pero al final nos alejamos, ya saben la distancia y esas cosas.
En verano de ese mismo año, tuve mi primer novio, un expedicionario de mi grupo llamado Jesús, fuimos al EEAS juntos, aunque yo lo ignore la mayor parte del tiempo para pasear con mis amigas. Al parecer Luis había ido a verme y cuando yo llegue con novio, el lloro…. Y todo eso recordé platicando hoy después del desayuno en mi oficina.
jueves, 19 de agosto de 2010
El clan y Arnold
Ayer cambie de cel y mi antiguo numero lo usara mi mama, asi que mi amado amigo arnold amenazo con contarle nuestras travesuras de campamentos.Yo lo invite a los scouts y nos toco ir juntos a un par de campamentos y en el que no fui con el se gano el apodo de "a prueba de todo", creo que por una caminata nocturna que hizo solo y sin lampara para llegar al lugar de acampado. En fin, aun recuerdo su cara de emocionado cuando estando en ixtapangajoya salio de una exploracion de una gruta cubierto de lodo de los pies a la cabeza.Y fue ese mismo Arnold que a mis 22 primaveras me hizo jugar en un sube y baja como cuando tenia 10 y la vida era mas simple. Un abrazo a todos por los amigos asi.
miércoles, 2 de junio de 2010
Desconocidos x la calle
En una ocasion en que toda mi familia vestida de scouts paro en un oxxo una pareja se acerco a mi papa con un mapa pidiendole indicaciones, pues eran de otro estado y estaban perdidos, mi papa los ayudo con gusto y ellos se despidieron agradeciendo que con un scout siempre se podia contar.
Asi es esto, si no lo has vivido es dificil comprender como puedes confiar en un desconcido solo por la ropa que lleva, pero es que, mas que esto, es lo que la ropa representa.
Recuerdo un dia en que conduciendo por una concurrida calle vimos pasar a un señor y dos adolescentes vestidos de scout con pañoletas cuyos colores indicaban que no era de Tabasco, tras acercanos a preguntarles que de donde eran, resultaron ser un scouter y dos expedicionarios de Puebla, que se habian propuesto llegar en raid hasta Campeche y pescar un pulpo. era como un reto. Les preguntamos que donde pasarian la noche y contestaron que en un parque. Con un sentimiento de hermandad scout muy fuerte, no podiamos permitirles correr ese riesgo. Yo no pude evitar recordar cuand Checo vino con unos amigos y tuvo que dormir en la banqueta porque la clanera con la que se iba a quedar no le abrio la puerta, pues su sueño era muy pesado.
Los llevamos a la casa, dandoles el cuarto de mi hermano que esa noche durmio en un sleeping en mi cuarto. Pudieron bañarse y tener una cena y desayuno decentes. Y al dia siguiente los dejamos donde pudieran agarrar un raid.
Baden Powell dijo que el que no vive para servir no sirve para vivir.
Asi que... hoy por ti, mañana por mi...
martes, 18 de mayo de 2010
Infierno Verde
Este campamento para expedicionarios, lo que ahora es comunidad de caminantes (sin comentarios), fue muy famoso en su epoca, aunque creo que solo se realizo unas tres o cuatro veces. A mi me toco ir al primero como subguia, y al segundo como guia, esa segunda vez, tenia poco de haberme convertido en guia de mi patrulla, pues mi ex-guia Thalia, se habia ido a vivir a Merida, tenia yo entonces ya unos 16 años. Eramos pocas (Paulina, Tierna y yo), y la competencia era general, es decir, un solo premio por todos los eventos, entre hombres y mujeres, pero aun asi fuimos.
El campamento se promovio como de supervivencia y muy extremo, de comida nada enlatada, embolsado, etc estaba permitido, asi que esos dias sobrevivimos con fruta y la caminata del primer dia con chocolates. Tampoco estaba permitida tienda de campaña y mucho menos sleeping, solo la mochila de ataque y equipo personal.
En la caminata para llegar a la zona de acampado, que duro todo el dia, ya que llegamos cuando empezaba a oscurecer, nos fueron poniendo las pistas tecnica y de comando mezcladas en diferentes bases.
Nos dieron un mapa y coordenadas, habia partes donde no se tenia camino y eras tu y tu machete contra el monte y lo que hubiera por ahi...
Recuerdo que ese campamento fue la primera vez donde conoci esa sensacion, cuando el hambre y el cansancio son tantas, que sientes que ya no puedes mas, que cada paso es una tortura, y tu mentes te dice "Vamos, un poco mas, tu puedes, falta poco", y entonces, te mentalizas tanto, te convences a ti mismo, que llega un momento en el que ya no tienes hambre y sientes como si hubieras dormido horas, sacas energias escondidas, y sigues adelante, y llegas a la meta. Asi me senti, y cuando llegamos a la zona de acampado, con los ultimos rayos del sol construimos un muy austero refugio estilo tipi con algunos palos, mecahilo y hojas enormes que se dan en la region, conocidas como lengua de vaca, entrelazadas a modo de paredes. Dormimos algunas horas todas pegadas y tapandonos con la camisola. Al dia siguiente participamos en todas las actividades y aunque en fuerza bruta era muy dificil superar a los expedicionarios, nos enfocamos en nuestras mejores fortalezas, como tecnica y campismo, y dimos nuestro mayor esfuerzo...
Argos gano dos años consecutivos el infierno verde, ya no se hace ese campamento, pero el recuerdo perdura...
sábado, 15 de mayo de 2010
Poana
Este mitico campamento de leyenda, existente desde que mi papa era un pequeño tropero, es un campamento regional que se hace cada año en una sierra de Tabasco del mismo nombre.
Un primer dia de servicio a la comunidad y 5 dias de toda clase de actividades de destreza fisica, tecnica y conocimiento scout. Todo scout que se respete asi mismo (en Tabasco) se prepara todo el año para este campamento, para demostrar lo que vale y lo que puede hacer.
Una de las cosas mas sagradas en un campamento, es la comida, pues por lo general los hombres prefieren gastar energias cargando los palos y bambues gigantescos necesarios para sus megaconstrucciones, que comida, asi que la tomar, a veces sin permiso, de los demas scouts.
Recuerdo un dia, ya al final del campamentos, que dos de mis expedicionarias, Gaby (mi hermanita) y Karla (alias Tierna, ya q era todo menos tierna) solo teniamos una sopa para comer y estabamos dividiendola cucharada a cucharada hasta que ellas decidieron correr con la sopa pues entre dos les tocaba mas que entre tres...
También recuerdo cuando mi hermanito menor, en ese entonces tropero, se quedo sin nada que comer y un dia solo comio un frasco entero de mayonesa.
Ese poana, mi patrulla y yo construimos una tipi con tejidos a modo de cama de dos pisos para que entraramos todas, y hasta arriba tambien a modo de cama pero obviamente mas pequeña, por el tamaño, pusimos la alacena, lo mas alejado posible de las manos hambrientas de los muchachos.
A mi siempre me gusto cocinar en campamentos y gracias a eso mi patrulla pocas veces paso hambre. Ademas todas eramos fieles fans del gerber, sobre todo de durazno y manzana.
En otra ocasion llego una patrulla de Cancun y estando de noche, en medio de los cerros, se oyeron los gritos de los saraguatos (pequeños y graciosos monos que gritan fuertemente como personas) y se asustaron mucho, las tuvimos engañadas todo el campamento de que erea monos grandes y agresivos.
Tantas cosas que pasan en campamentos como poana, tantas desestrezas que se ponen a prueba, talentos que se muestran, romances que se forman... todas esas sensaciones, que solo encuentras... en los scouts!
jueves, 13 de mayo de 2010
Romance de campamento
miércoles, 12 de mayo de 2010
Primer campamento de supervivencia
Lo recuerdo claramente, tenias yo entonces 13 años, acababa de llegar a vivir a Tabasco y tras convencimiento de mi papa (pues sentia que entrar a los scouts era traicionar a las guias, movimiento similar fundado por la esposa y hermana de BP) decidi darle una oportunidad a los scouts. Mi primer dia en el parque me invitaron a una patrulla de mucha historia en el grupo, llamada Argos, y que una chica queria re-abrir, acepte el reto, y poco despues, nos fuimos a un campamento de la tropa a un cerro, que despues habria de aprenderme casi de memoria, a orillas del rio Puyacantego. Despues de una larga caminata, llegamos al lugar, sin tienda de campaña y con el reto de cocinar sin utensilios.
Lo que mas recuerdo fue dormir con mucho calor y cometer el error de sacar la cara del sleeping para poder respirar, al dia siguiente parecia que me habia vuelto a dar varicela de tantos piquetes de mosquitos en la cara, ahora que lo pienso, no se como es que no me dio dengue... Pero todo eso se me olvido cuando ganamos el concurso de cocina sin utensilios con una papas rellenas que mi mama me habia sugerido hacer. y cuando la jefa de tropa, Andrea, que habia sido en su epoca guia de Argos, nos entrego el banderin viejo, y con ello el derecho a portarlo con orgullo...
En los años consecutivos muchas veces volvi a ese lugar, apodado la Piedra, siempre con el recuerdo de aquel primer campamento....